Tiene por finalidad acompañar a todas las Comunidades
Educativas en el descubrimiento de Dios, el conocimiento de Jesús, docilidad a
la acción del Espíritu Santo, seguir el ejemplo de vida de nuestra Madre María
Inmaculada, nuestro Padre San Francisco de Asís, nuestros Fundadores y la
construcción de valores que sigan las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia.
“Si bien es verdad que la liturgia es
el lugar privilegiado para la proclamación, la escucha y la celebración de la
Palabra de Dios, es cierto también que este encuentro ha de ser preparado en
los corazones de los fieles y, sobre todo, profundizado y asimilado por ellos.”